MASACRE
DE TRELEW 22.08.72 - 22.08.17
LA
MUERTE COMO POLÍTICA DE LA CLASE DOMINANTE.
Como
entender lo que sucedió en Trelew, en aquel Agosto de 1972, en qué contexto
social y político sucedió, como entenderlo social y políticamente y que
enseñanzas podemos recuperar de esos hechos.
Luego
del Cordobazo, y podríamos decir de todos los “azos”, las cárceles argentinas
estaban repletas de presos políticos, que ya comienzan a ser definidos,
ambiguamente, como “delincuentes subversivos”.
Aquí
vale la pena detenerse en estos dos conceptos, a saber: cárceles y delincuentes
subversivos.
La
cárcel, como tecnología de poder, fue diseñada con el objetivo de reeducar y
resocializar a aquellos que, violando o rompiendo el contrato social, debían
ser aislados y ocultados para que este dispositivo auxiliado por el aparato
judicial produzcan un discurso de verdad sobre lo realizado por este/os
individuos y estableciera el tiempo y modalidad del castigo con el cual se
produciría un sujeto dócil, obediente y apto para reinsertarse en la sociedad.
También en estos espacios se han desarrollado prácticas sociales de
resistencia, con diferentes modalidades según los momentos de la lucha social y
política, entre ellos la formación y discusión política, acciones unitarias
como la de Trelew o el Devotazo y actos de confrontación contra la inhumanidad
que se pretendía instalar en los prisioneros.
En
el penal de máxima seguridad de Rawson estuvieron detenidos, no solamente estos
jóvenes, que después de la fuga fueron asesinados, había además muchísimos
presos sin proceso, sin precisión sobre el porqué estaban detenidos, pero con
la calificación de `delincuentes subversivos`”. Esta calificación genérica, es
típica de todo proceso genocida, dado que de este modo el perpetrador puede
incluir dentro de ese grupo social ambiguo el combatiente armado, a curas del
tercer mundo, a alfabetizadores en las villas o a militantes sindicales, todos
son delincuentes subversivos.
Hechas
estas aclaraciones, debemos analizar brevemente lo sucedido, el penal
mencionado se había convertido en centro de reclusión de un grupo numeroso de
dirigentes sindicales y de las organizaciones revolucionarias que conformaban
la embrionaria Fuerza Social del Pueblo.
El
15 de agosto de 1972, los miembros de las organizaciones revolucionarias,
comienzan un intento de fuga masiva de más de 100 prisioneros, en una acción
articulada de tres organizaciones: PRT-ERP, FAR y MONTONEROS, el 15 de agosto,
veinticinco de ellos se fugaron del penal de Rawson.
De
los cuales y por problemas de coordinación organizativa, seis, llegan al
aeropuerto, secuestran un avión comercial y parten a Chile, los diecinueve
restantes después de intensas negociaciones, se entregan, con la promesa de su
retorno al Penal y la garantía de sus vidas.
Una
semana después, el 22 de agosto, son ametrallados en las puertas de sus celdas,
asesinados a mansalva, pero tres sobreviven, dieciséis mueren.
El
dictador militar A. A. Lanusse fue el responsable político de la matanza que a
nuestro entender marca un punto de inflexión importantísimo respecto a la
política que asumiría la clase dominante en el contexto de la lucha de clases
de ese entonces.
Consideramos
que tanto la masacre de Trelew, como los hechos de Ezeiza (retorno de Perón)
son el inicio de la práctica social genocida desplegada por la clase dominante,
o sea la muerte planificada y sistemática de un “otro” (la Fuerza social del
Pueblo denominada por los genocidas como delincuentes subversivos) a ser
eliminado. Por supuesto las modalidades son distintas entre 1972 a 1975 y lo
que sucedería después de 1976. En el primer período se trata de una muerte más
selectiva, sobre todo de los cuadros medios para de esa manera desarticular a
la Fuerza Social Revolucionaria en gestación, matanza llevada a cabo por
fuerzas irregulares o paraestatales (AAA o CNU, entre otras), el otro período,
el que se inicia a fines de 1975 y sobre todo después del 24 de marzo de 1976
se caracteriza por su masividad, la indefensión de las víctimas, generalmente
secuestradas y llevadas a centros clandestinos de detención para
deshumanizarlas y extraer información para lograr nuevas detenciones en un
clima social de terror generalizado y con el claro propósito de reorganizar las
relaciones sociales de otro modo.
Un
hecho interesante y que generalmente no se recuerda, es el relacionado, a los
pobladores del lugar, reacia, al comienzo, al contacto con los detenidos en la
cárcel, posteriormente se solidariza con los presos y familiares, formando
Comisiones de Solidaridad de apoyo que incluyen el trato personal con los
encarcelados. Los vecinos formaron la Comisión de Solidaridad de la que surgían
apoderados para visitarlos y que, respecto, a los parientes, les brindaban
alimentos, alojamiento, y sobre todo contención y solidaridad. Esta
articulación era fundamental tanto para los detenidos como para los familiares
y los abogados defensores ya que la dicho penal era un lugar lejano y de ese
modo los aislaban de sus abogados, si los tenían, y de los familiares.
Es
de destacar como esta pretensión de aislarlos y de romper las relaciones
sociales que los detenidos personificaban genero, no solo la conformación de la
Comisión de Solidaridad, sino además, la sociedad de Rawson se politizo
fuertemente.
A
modo de síntesis, creemos, que todo este período (1955–1983) está fuertemente
caracterizado y determinado por el surgimiento, constitución, desarrollo y
aniquilamiento de la Fuerza Social Política de carácter popular; intentar
desentrañar y conocer estos procesos sociales resulta una tarea imprescindible
para lo cual es imperioso retomar su análisis y debate, no sólo como un saber
académico, sino fundamentalmente, como un saber para la acción política de
nuestros días.
La
determinación de aniquilamiento de la clase dominante, no fueron captados en
sus verdaderos alcances por la sensibilidad y la conciencia de la gran mayoría
de los militantes del campo popular. Esa ignorancia, en ellos y en el conjunto
de la sociedad argentina habría de tener un precio demasiado alto y tremendo.
Fue tan intensa y profunda esa ajenidad, respecto al proceso social en curso,
que aún hoy pareciera que las luchas sociales y políticas permanecen en esa
ignorancia fantasmal.
Enseñanzas
que nos dejan los procesos sociales y que deberíamos tomar muy en cuenta si en
verdad aspiramos a transformar esta sociedad y construir la SOCIEDAD
SOCIALISTA.
Los
mártires de Trelew fueron: Mariano Pujadas, Alfredo Kohon, Susana Lesgart,
María Angélica Sebrelli, Carlos Astudillo, Clarisa Lea Place, Ana María
Villarreal de Santucho, Pedro Bonnet, Eduardo Capello, Alberto del Rey, Mario
Emilio Delfino, José Ricardo Mena, Miguel Ángel Polti, Humberto Suárez,
Humberto Toschi y Alejandro Ulla. Tres sobrevivieron: Ricardo René Haidar,
María Antonia Berger y Alberto Miguel Camps.
Los
testimonios de los hechos que brindaron los sobrevivientes desmintieron la
versión oficial del intento de fuga. En 1976, María Antonia Berger y el
"Turco" Haidar desaparecieron y Alberto Camps fue abatido en su casa,
combatiendo a los que venían a secuestrarlo.
Hasta
la victoria siempre, compañeros.
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